Miro los portales de diversos medios de información, los más importantes de Argentina, y descubro con pesar como cada vez más, las noticias referentes al mundo de la farándula y chismes ganan mayor espacio. De hecho esta por comenzar el programa “Bailando por un sueño” que asegura una nueva y refrescante cuota de escándalos, chimentos, agresiones verbales y descalificaciones que serán replicadas las 24hs por los diferentes medios radiales, televisivos y online. No cabe duda que somos un país adolescente que ama la farándula, en el peor sentido de la palabra.

Pero antes que nada, definamos que es un “país farandulesco”. Desde una óptica psicológica un país farandulesco es aquel que destina una porción significativa de su tiempo en cuestiones banales, sin importancia profunda y sobretodo sin un valor real para el bienestar de sus habitantes. Argentina, a diferencia de otros países de la región es un país farandulesco en un grado extremo ya que existen diversos programas de chimentos que se dedican a analizar y debatir durante horas, a personas mediáticas que no tienen la menor importancia ni aportan nada relevante para la cultura y crecimiento del país. No solo eso, Argentina es un país que le encanta “masturbarse” con la vida ajena de personas que adquieren cierta notoriedad mediática, en el 95% de los casos, debido a escándalos, exabruptos y actitudes lamentables. Solo es cuestión de observar la cantidad de programas de archivo y chismes que crecen al calor de estupideces. Sin ir mas lejos en Colombia, un país con una envergadura similar al nuestro, no existe la figura conocida aquí como la “vedette”, que si bien ha tenido su sentido en los 80’ de la mano de Olmedo y otros capo cómicos celebres y queridos, en nuestra actual época está ligada en el 95% de los casos a actividades de prostitución extra- televisivas. En Colombia es impensable que un político se case o ande noviando con una mediática o modelo y que promocione su affaire en TV. Aquí en Argentina nos hemos acostumbrado a estos cruces de políticos corruptos que para distraer la opinión publica y “blanquear” su imagen, recurren a este ardid casero argento. Algo triste, patético y desagradable que funciona en Argentina, porque nuestra mentalidad psicológica es adolescente, no nos gusta las normas y nos creemos especiales. A pesar de ser un país en el cono del mundo, rico y hermoso, pero irrelevante para el mundo en todo sentido.

¿Qué nos lleva a desperdiciar horas de nuestra valiosa vida para observar la vida ajena contada a través de programas chimenteros? ¿Qué nos lleva a masturbarnos con la vida ajena? ¿es que tenemos una vida tan pobre que precisamos alimentar el rating de programa que se han creado precisamente para idiotizarnos e impedirnos ver la realidad de lo que nos ocurre?

Estas preguntas y artículo están concebidas para reflexionar, y traen interrogantes, en vez de respuestas e interpretaciones.

Pablo Nachtigall- Psicólogo
www.pablonachtigall.com